CEMHay consenso en distintos ámbitos políticos, sindicales, empresariales y académicos sobre lo ocurrido en 2018: fue, sin duda, un año de crisis severa, con fuerte impacto social. Fue un año de aumento de los niveles de inflación, pobreza y desocupación; un año de pérdidas de ingresos en amplios sectores de la población.
El MCS, herramienta diseñada por el CEM para medir el clima social, las expectativas y percepciones ciudadanas, dio cuenta de esta situación. Su última medición, de diciembre de 2018, da cuenta de eso. Por eso consideramos interesante comparar el estado actual con lo medido hace un poco más de un año atrás, en octubre de 2017. Nos interesa mensurar el impacto ese año de crisis en el área metropolitana de Buenos Aires, hogar del 40% de la población nacional.
En octubre de 2017 sólo el 30% creía probable perder su empleo en el corto plazo; hoy ese número alcanza el 44%. El 34% consideraba que su situación laboral era peor o mucho peor a una año atrás, en diciembre de 2018 ese malestar alcanza al 51%. Hoy seis de cada diez (63%) sostiene que sus ingresos no les alcanza, un año atrás era el 48% de los entrevistados. La mirada negativa sobre la economía nacional aumentó también considerablemente. En octubre de 2017 el 37% afirmaba que la situación era mala o muy mala, el 33% regular y el 28% que era buena o muy buena. Hoy dos tercios de los entrevistados tienen una mirada negativa y sólo el 12% una positiva. En lo que respecta a su situación personal, en diciembre de 2018 el 60% contestó estar peor o mucho peor. En octubre de 2017 esa población era el 37%.
Si nos centramos en los consumos, la situación también es preocupante. El 66% de los entrevistados limitó la cantidad de productos que compra; un año atrás era el 56%. La mitad (49%) disminuyó la porción de comida en su hogar por problemas de ingresos y el 30% dice haber tenido hambre en el último año porque no tenía suficiente dinero para comprar alimentos. En octubre de 2017, apenas 14 meses atrás, eran el 34% y el 18%, respectivamente.
