Cuando en el año 2004 desde la sociedad civil y la Legislatura de la Ciudad se comenzó a trabajar en el proyecto de Basura Cero, se pronosticaba un futuro crítico para Buenos Aires en materia de generación y gestión de residuos, de no revertir la tendencia de incremento de los residuos sólidos urbanos (RSU) enviados a rellenos sanitarios de ese momento.
Con el objetivo de intervenir adecuadamente en aquella realidad y evitar una crisis anunciada se aprobó la Ley N°1.854 (conocida como “Basura Cero”) en 2005, y se reglamentó definitivamente en 2008. Pero aún hoy, a 18 años de su sanción y de difusión del slogan PRO “Ciudad Verde”, -más los millones invertidos en publicidad- el sistema muestra evidentes falencias. Confusión generalizada sobre el uso de los contenedores, poca información sobre cómo deben separarse los residuos y una descarga total de responsabilidad de la política de reciclado en las 12 cooperativas de recuperadores urbanos que trabajan en la Ciudad.
Un fracaso que aleja cada vez más el objetivo de la Ley, y que revela urgencias sobre el manejo de los residuos, como la insólita decisión -en 2018- de poner en agenda la incineración y modificar la Ley para incorporarla.
El incumplimiento sistemático e intencional de Basura Cero ha alejado a la Ciudad de las metas de reducción progresiva de residuos sólidos urbanos (RSU) establecidas por la Ley, lo que hace que hoy Buenos Aires se encuentre en una situación sumamente crítica. A ello debemos sumarle el colapso de los rellenos sanitarios del conurbano -donde la Ciudad de Buenos Aires envía casi 6 mil toneladas diarias de basura-; y la ausencia de información pública, datos y estadísticas para conocer el verdadero escenario sobre el tratamiento y recuperación de los RSU en la Ciudad. ¿Cuál es entonces el diagnóstico real que posee el actual GCBA para diseñar acciones y estrategias en la gestión del mayor contrato de licitación que posee la Ciudad de Buenos Aires? ¿Y bajo qué condiciones entonces se decidió en 2022 prorrogar -sin licitación previa- el contrato más caro que tiene la Ciudad de Buenos Aires? Recordemos que el servicio de Higiene Urbana es el más alto de toda la Ciudad y se lleva alrededor del 5% del total del presupuesto porteño.
Por otra parte, el discurso sobre la recuperación y reciclado en CABA va a contramano de las decisiones que se toman en la práctica. La Ley Marco de Economía Circular N°6.468 aprobada en el año 2021, fue pobremente reglamentada bajo el Decreto Nº 367/2022, estableciendo solamente la Autoridad de Aplicación y lineamientos generales de la misma, lo que en la práctica resulta poco operativa. De contar con una norma de éstas características, la Ciudad contaría con herramientas para reducir y eliminar el desperdicio y la contaminación de los productos y materiales en el mercado; y propiciar el desarrollo de la inversión pública y el compromiso público-privado hacia un modelo más sostenible en el diseño, consumo y reciclado de materiales.
Las políticas de recuperación de materiales en la Ciudad son embrionarias, rescatando solamente la titánica tarea que a diario vienen realizando los recuperadores urbanos sin lograr un cabal reconocimiento por parte del Gobierno de la Ciudad sobre su tarea.