La característica de los cambios productivos en esta etapa del capitalismo se caracteriza por combinar cambios en las formas de organizar el trabajo e innovaciones tecnológicas que impactan en la generación de maquinarias, equipos, herramientas e insumos.
La así llamada Cuarta Revolución Industrial abarca fenómenos derivados de las anteriores revoluciones, sin embargo estos cambios en términos de magnitud, velocidad y alcance impactan en la forma de vivir, trabajar y relacionarnos con otros. Aún en base a desigualdades regionales propias de nuestro país las posibilidades que brinda el acceso a dispositivos móviles, da lugar a un poder de procesamiento, una capacidad de almacenamiento y un acceso al conocimiento sin precedentes.
Además de los cambios producidos en la organización del trabajo que derivan en fenómenos como tercerización, subcontratación, informalidad o desarrollo de cadenas de proveedores o clúster, es importante analizar la confluencia de avances tecnológicos que abarca campos tan amplios como la inteligencia artificial, la internet de las cosas, la robótica, la impresión 3D, la nanotecnología, la ciencia de los materiales, el almacenamiento de energía, la biotecnología, entre otros.
Estos cambios afectan la economía y la sociedad, remodelando los sistemas de producción, la provisión de servicios, la transparencia en las políticas pero a nivel social afectan la forma en que trabajamos, nos informamos y nos expresamos. Es decir, estos procesos de innovación afectan sectores, oficios, calificaciones (en todos sus niveles), nuevas formas de trabajo, pero también los comportamientos ligados al consumo y al ejercicio de la ciudadanía.